jueves, 26 de julio de 2007

Las reliquias de la muerte

CAPITULO 22 - LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE

Harry cayó, jadeando, sobre la hierba y se levantó al instante. Parecían haber aterrizado en la esquina de un campo al atardecer. Hermione ya estaba corriendo en círculos alrededor de ellos, ondeando su varita.
-Protego Totalum… Salvio Hexia…
-¡Ese viejo bastardo traidor! -jadeó Ron, saliendo de debajo de la Capa de Invisibilidad y tirándosela a Harry-. Hermione eres genial, absolutamente genial; ¡no puedo creer que nos sacaras de esa!
-Cave inimicun… Te dije que no era un cuerno de Humpern, ¿verdad?, ¡Ahora su casa ha volado en pedazos!
-Se lo merecía -dijo Ron, examinando sus vaqueros rotos y los cortes de su pierna-. ¿Qué crees que le harán?
-¡Oh, espero que no lo maten! -gimió Hermione- ¡Por eso quise que los mortífagos echaran un vistazo a Harry antes de largarnos, para que supieran que Xenophilius no estaba mintiendo!
-¿Y por qué me escondiste a mí?- Preguntó Ron.
-¡Se supone que estás en cama con Spattergroit, Ron! ¡Han secuestrado a Luna porque su padre apoyaba a Harry! ¿Qué le ocurriría a tu familia si supieran que estás con él?
-¿Pero entonces qué pasa con tus padres?
-Ellos están en Australia -dijo Hermione-. Deberían estar bien, no saben nada.
-Eres genial -repitió Ron impresionado.
-Sí, lo eres -agregó Harry fervientemente-.No se que habríamos hecho sin ti.
Ella sonrió, pero de inmediato se tornó solemne.
-¿Y qué hay de Luna?
-Si decían la verdad y aún está viva...-comenzó Ron.
-¡No digas eso, no lo digas!, -chilló Hermione-. ¡Tiene que estar viva, tiene que estarlo!
-Entonces estará en Azkaban, me imagino. -dijo Ron-. Ahora, que sobreviva a ese lugar… muchos no lo consiguen…
-Ella si -dijo Harry. No podía soportar pensar en la alternativa-. Es dura, Luna es mucho más dura de lo que os imagináis. Probablemente les esté enseñando a los presos todo sobre los Wrackspurts y Nargles.
-Espero que tengas razón -dijo Hermione. Se puso una mano sobre los ojos- Me sentiría tan mal por Xenophilius si...
-...si no hubiera intentado vendernos a los mortífagos, si. -dijo Ron.
Levantarón la tienda y se metieron en ella, mientras Ron les hacía algo de té. Tras su milagrosa escapada, el frío, húmedo, y viejo lugar parecía un hogar: seguro, familiar y amistoso.
-Oh, ¿por qué fuimos allí,? -gimió Hermione despues de unos minutos de silencio-. Tenías razón Harry, fue como lo del Valle de Godrick otra vez, ¡una absoluta pérdida de tiempo! Las Reliquias de la Muerte… menuda tontería… aunque de hecho -Un pensamiento súbito pareció haberla golpeado-, podría habérselo inventado todo, ¿verdad? Probablemente no creía en las Reliquias de la Muerte en absoluto, ¡solo quería que siguiéramos hablando hasta que llegaran los mortífagos!
-No lo creo -dijo Ron-. Es endemoniadamente más difícil de lo que crees inventar cosas cuando estás bajo presión. Me di cuenta de eso cuando los Merodeadores me cogieron. Fue mucho más fácil fingir ser Stan, porque le conocía un poco, que inventar a una persona completamente nueva. El viejo Lovegood estaba bajo toneladas de presión, intentando asegurarse de que nos quedábamos. Creo que nos dijo la verdad, o lo que él cree que es la verdad, para que siguiéramos hablando.
-Bueno, supongo que no importa -suspiró Hermione-. Aunque estuviera siendo honesto, no había escuchado semejante cantidad de tonterías en toda mi vida.
-Espera, espera -agregó Ron- Se supone que la Cámara de los Secretos era un mito, ¿no?
-Pero la Reliquias de la Muerte no pueden existir, Ron.
-Sigues diciendo eso, pero una de ellas existe -dijo Ron-: la Capa de Invisibilidad de Harry...
-El cuento de los tres hermanos es una historia -afirmó Hermione- sobre cómo los humanos le temen a la muerte. ¡Si sobrevivir fuera tan simple como ocultarse debajo de la Capa de Invisibilidad, ya tendríamos todo lo que necesitamos!-
-No sé. Lo que podríamos hacer con una varita invencible -dijo Harry, mientras movía la varita de espino negro que tanto le disgustaba entre sus dedos.
-¡No existe tal cosa, Harry!
-Dijiste que había habido un montón de varitas... el Palo de la Muerte y como quiera que se llamen...
-Está bien. Incluso si quieres engañarte a ti mismo pensando que la Varita de Sauco es real, ¿qué hay de la Piedra de Resurreción? -hizo el gesto de comillas con los dedos al pronunciar el nombre y su tono destilaba sarcasmo-. ¡Ninguna magia puede resucitar a los muertos y eso es todo!
-Cuando mi varita conectó con la de Quien-tu-ya-sabes, hizo que mi madre y mi padre aparecieran… y Cedric…
-Pero no volvieron realmente de entre los muertos, ¿verdad? -dijo Hermione-. Ese tipos de... pálidas imitaciones no son lo mismo que traer verdaderamente a alguien de vuelta a la vida.
-Pero ella, la chica del cuento, no regresó realmente, ¿verdad? La historia dice que cuando alguien ha muerto, pues debe estar con los muertos. Pero el segundo hermano pudo verla y hablar con ella, ¿verdad? Incluso vivió con ella un tiempo...
Vio preocupación y algo menos tangible en la expresión de Hermione. Pero cuando la vio mirar a Ron, Harry comprendió que era miedo. La había asustado con su charla sobre vivir con los muertos.
-Entonces ese tal Peverell, el que está enterrado en el Valle de Godrick -dijo Ron apresuradamente, intentando parecer robustamente cuerdo- ¿no sabéis nada de él?
-No -Respondió ella, que pareció aliviada por el cambio de tema-. Lo busqué después de ver la marca sobre su tumba; si hubiera sido alguien famoso o hubiera hecho algo importante, estoy segura de que estaría en nuestros libros. El único sitio donde pude encontrar el apellido Peverell fue en Nobleza Natural, una Genealogía de la Magia. Lo tomé prestado de Kreacher. -Explicó cuando Ron arqueó las cejas-. Tiene una lista de las familias de sangre pura que se extinguieron en la línea masculina. Aparentemente la de los Peverell fue una de las líneas que desapareció más rápido.
-¿Qué se extinquieron en la línea masculina? -repitió Ron.
-Quiere decir que el apellido se perdió -respondió Hermione-. Siglos atrás en el caso de los Peverell. Podrían tener descendientes pero con algún otro apellido.
Y de repente le llegó a Harry, de un solo golpe brillante, el recuerdo que había despertado en él el nombre "Peverell", un viejo asqueroso alardeando de un horrendo anillo en la cara de un oficial del Ministerio, y dio un fuerte grito,
-¡Marvolo Gaunt!
-¿Perdón?- dijeron Hermione y Ron al mismo tiempo.
-¡Marvolo Gaunt! ¡El abuelo de Quien-tu-ya-sabes! ¡En el Pensadero! ¡Con Dumbledore! ¡Marvolo Gaunt dijo que era un descendiente de los Peverell!
Ron y Hermione parecían desconcertados.
-El anillo, el anillo que se convirtió en el Horcrux, ¡Marvolo Gaunt dijo que tenía el escudo de los Peverell! Le vi menearlo ante la cara al tipo del Ministerio, ¡casi se lo mete por la nariz!
-¿El escudo de los Peverell?- dijo Hermione secamente-. ¿Pudiste ver como era?
-En realidad no.-dijo Harry intentando recordar-. No había nada llamativo en él, por lo que pude ver, solo algunos rasguños. En realidad solo lo vi de cerca después de que hubiera sido destruído.
Harry notó que Hermione comprendía por como se dilataban sus pupilas. Ron movía la mirada de uno al otro, asombrado.
-Caray… ¿Crees que era este mismo símbolo otra vez? ¿El de las Reliquias?
-¿Por qué no? -dijo Harry excitado-. Marvolo Gaunt era un viejo ignorante que vivía como un cerdo, lo único que le preocupaba era su ascendencia. Si ese anillo había sido heredado a lo largo de los siglos, podría no haber sabido lo que era realmente. No había libros en esa casa, y creedme, él no era del tipo de los que leen cuentos de hadas a sus hijos. Le hubiera encantado pensar que los arañazos de la piedra eran un escudo, porque en lo que a él respectaba, ser sangre pura te hacía parte de la realeza.
-Si… y todo eso es muy interesante-dijo Hermione cautelosamente-, pero Harry, si estás pensando lo que yo creo...
-Bueno, ¿por qué no? ¿por qué no?-dijo Harry abandonando cualquier precaución-. Era una piedra, ¿no? -Miró a Ron en busca de apoyo- ¿Y si era la Piedra de Resurreción?
La boca de Ron se abrió de par en par.
-Caray... ¿pero funcionaría la piedra aún cuando Dumbledore la hubiera roto...?
-¿Funcionar? ¿Funcionar? Ron, ¡nunca funcionó! No existe ninguna Piedra de Resurreción!
Hermione saltó sobre sus pies, exasperada y molesta.
-Harry, estás intentando que todo encaje con la historia de las Reliquias...
-¿Intentando que encaje? -repitió Harry- ¡Hermione, todo encaja por su propia cuenta! ¡Sé que el símbolo de las Reliquias estaba en la piedra! ¡Gaunt dijo que descendía de los Peverell!
-¡Hace un minuto nos dijiste que no pudiste ver bien el símbolo de la piedra!
-¿Dónde crees que está el anillo ahora? -preguntó Ron a Harry-. ¿Qué hizo con él Dumbledore después de romperlo?
Pero la imaginación de Harry viajaba mucho mas allá que la de Ron y Hermione…
Tres objetos, o Reliquias, las cuales, unidas, convierten a su poseedor en el Amo de la Muerte... Maestro... Conquistador... Vencedor... El último enemigo que debe ser destruido es la muerte...
Y se vio él mismo, poseedor de las Reliquias, enfrentado a Voldemort, cuyos Horrocruxes no eran rival… Ninguno puede vivir mientras el otro sobreviva… ¿Era esta la respuesta? ¿Reliquias contra Horrocruxes? ¿Había un camino, después de todo, para asegurar que era él el que triunfaba? ¿Si era él el amo de las Reliquias de la Muerte, estaría entonces a salvo?
-¿Harry?
Pero apenas escuchaba a Hermione. Había sacado su Capa de Invisibilidad y la dejaba resbalar entre los dedos, tela flexible como el agua, ligera como el aire. Nunca había visto nada igual en sus casi siete años en el mundo mágico. La capa era exactamente lo que Xenophilius había descrito. Una capa que real y verdaderamente hace a su dueño completamente invisible, resistiendo eternamente, proporcionando un ocultamiento constante e impenetrable, sin importar que hechizos se le lancen...
Y con un grito de asombro recordó...
-¡Dumbledore tenía mi Capa el día en que mis padres murieron!
Su voz temblaba y podía sentir los colores en su cara, pero no le importó.
-¡Mi madre le dijo a Sirius que Dumbledore había tomado prestada la Capa! ¡Por esto era! ¡Quería examinarla porque creía que era la tercera Reliquia! Ignotus Peverell está enterrado en Valle de Godric…- Harry caminaba ciegamente por la tienda, sintiendo como nuevas visiones de la verdad se abrían ante él-. Él es mi ancestro. ¡Soy descendiente del tercer hermano! ¡Todo tiene sentido!
Se sintió armado de la certeza, en su creencia en la Reliquias, como si la mera idea de poseerlas le proporcionara protección, y se sentía feliz mientras se giraba hacia los otros dos
-Harry. -dijo Hermione una vez mas, pero él se encontraba ocupado desamarrando la bolsa alrededor de su cuello, sus dedos temblorosos.
-Léela -le dijo a ella, poniendo la carta de su madre en su mano. -¡Léela! ¡Dumbledore tenía la capa, Hermione! ¿Por qué mas la querría? El no necesitaba ninguna capa, ¡podía hacer un encantamiento de Desilusión tan poderoso que se hacía completamente invisible sin una!-
Algo cayó al piso y rodó, brillando debajo de una silla: había tirado la snitch al sacar la carta. Se agachó a recogerla, y el recién hallado pozo de descubrimientos le dio otro regalo, y el shock y la maravilla surgieron dentro de él de tal manera que gritó.
-¡ESTÁ AQUÍ! Me dejó el anillo - ¡Está en la snitch!
-¿Tu… crees?
No podía creer que Ron pareciera tan sorpendido. Era tan obvio, tan claro para Harry. Todo cuadraba, todo… su capa era la tercera reliquia, y cuando consiguiera abrir la snitch tendría la segunda y todo lo que tendría que hacer es conseguir la primera reliquia, La Varita Antigua y entonces…
Pero fue como si la cortina cayera en el escenario iluminado: Toda su excitación, toda su esperanza y felicidad se extinguieron de un golpe, y se encontró en medio de la oscuridad y el hechizo gloriosó se rompió…
-Eso es lo que él busca.-
El cambio en su voz hizo que Ron y Hermione se mostraran aún más asustados.
-Tu-sabes-quien está buscando la Varita Antigua.
Les dio la espalda a sus incrédulas caras. Sabía que era la verdad. Todo tenía sentido, Voldemort no estaba buscando una nueva varita, estaba buscando una varita antigua, muy antigua de hecho. Harry caminó a la entrada de la tienda, olvidándose de Ron y Hermione y miró hacia la noche, pensando…
Voldemort había sido criado en un orfanato muggle. Nadie podría haberle contado Los cuentos de Beedle el bardo cuando era un niño, más de lo que se lo habían contado al mismo Harry. Difícilmente ningún hechicero creía en las Reliquias de la Muerte. ¿sería posible que Voldemort supiera de ellas?
Harry miró hacia la oscuridad… si Voldemort conocía las Reliquias de la muerte seguro que las había buscado, hubiera hecho cualquier cosa por poseerlas: ¿tres objetos que hacían a su poseedor Amo de la Muerte? Si hubiera sabido de las Reliquias no hubiera necesitado a los horcruxes, en primer lugar. No demostraba acaso el simple hecho de que hubiera tomado una reliquia y la hubiera convertido en una horcrux que Voldemort no sabía este gran último secreto de la hechicería?-
Eso significaba que Voldemort buscaba la Varita Antigua sin darse cuenta de potencial real, sin entender que era una de tres… porque la Varita era la reliquia que no se podía esconder, cuya existencia era bien conocida… el rastro sangriento de la Varita Antigua está regado por toda la historia de la hechicería..
Harry miró el cielo nublado, curvas de humo gris y plateado se deslizaban sobre la luna blanca. Se sintió mareado por sus asombrosos descubrimientos.
Volvió a la tienda y se impresionó al ver a Hermione y a Ron exactamente en el mismo sitio en que los había dejado. Hermione con la carta de Lilly en las manos y Ron a su lado ligeramente ansioso. ¿No se daban cuenta de todo lo que había avanzado en éstos últimos minutos?
-¿No lo véis?- dijo Harry intentando incluirlos en su brillante e increíble certeza-. Esto lo explica todo. Las reliquias de la muerte son reales y tengo una… quizás dos…
Levantó la snitch.
-…y tu-sabes-quien está buscando la tercera, pero él no se da cuenta… él solo cree que es una varita poderosa…
-Harry -dijo Hermione, acercándose a él y devolviendole la carta de Lily-, lo siento, pero creo que lo has entendido todo mal, muy mal.
-¿Pero no lo ves?, todo cuadra…
-No, no cuadra. Harry, te estás dejando llevar. Por favor -dijo mientras comenzaba a hablar-, si las Reliquias de la Muerte existieran realmente, y Dumbledore lo hubiera creído, sabiendo que el poseedor de todas ellas sería el amo de la Muerte… Harry, ¿Por qué no te lo habría dicho? ¿Por qué?
Tenía su respuesta preparada.
-¡Pero tu misma lo dijiste, Hermione! ¿Tienes que darte cuenta por ti mismo! ¡Es una búsqueda!-
-¡Pero solo lo dije para persuadirte de ir a casa de los Lovegood!- gritó hermione exasperada-. ¡No lo creía realmente!
Harry no se inmutó.
-Dumbledore siempre dejaba que yo me diera cuenta de las cosas por mi cuenta. Me dejaba probar mi fuerza, tomar riesgos. Esto parece ser el tipo de cosas que él haría.
-Harry, ¡esto no es un juego, no es una práctica! Esto es verdadero y Dumbledore te dejó órdenes claras: ¡encuentra y destruye las horcruxes! ¡ese símbolo no significa nada!, olvidate de la reliquias de la muerte, no podemos permitirnos el lujo de desviarnos…
Harry apenas la escuchaba, se encontraba dándole vueltas a la snitch entre sus manos, medio esperando que se abriera para revelar la Piedra de Resurreción, para probarle a Hermione que estaba en lo cierto, que las Reliquias de la Muerte eran reales.
Ella apeló a Ron.
-Tu no crees en esto, ¿verdad?
Harry lo miró y Ron dudo.
-No se… quiero decir… hay pedazos de la historia que cuadran entre sí -Dijo Ron torpemente-. Pero cuando ves el cuadro completo… -Respiró profundamente-. Creo que se supone que tenemos que deshacernos de los horcruxes, Harry. Eso fue lo que Dumbledore nos dijo que hiciéramos. Quizás… quizás debamos olvidarnos de este asunto de las reliquias.
-Gracias Ron -Dijo Hermione-. Yo haré la primera guardia.
Y pasó al lado de Harry hacia la entrada de la tienda poniéndole un violento final a la discusión.
Pero Harry apenas pudo dormir esa noche. La idea de las Reliquias Sagradas lo había poseído, y no podía descansar mientras sus agitados pensamientos giraban a toda velocidad en su mente: La Varita, la Piedra y la Capa, si pudiera poseerlas todas…
Me abro en el cierre… Pero, ¿qué era el cierre? ¿Por qué no podía sacar la piedra? Si tuviera la piedra, podría preguntarle a Dumbledore en persona… Y Harry le murmuró palabras a la snitch en la oscuridad, intentando de todo, hasta en Parsel, pero la bola dorada no se abrió…
Y la Varita, la Antigua Varita, ¿Dónde estaba escondida? ¿Dónde buscaba Voldemort en este momento? Harry deseó que su cicatriz ardiera y le enseñara en qué estaba pensando Voldemort, porque por primera vez él y Voldemort se encontraban unidos, deseando el mismo objeto… a Hermione no le gustaría la idea, por supuesto… Pero ella no creía… Xenophilius había estado en lo correcto, de alguna manera… limitado, estrecho, mente cerrada. La verdad es que ella estaba asustada de la idea de las reliquias sagradas, especialmente de la Piedra de Resurreción… Y Harry presionó su boca contra la Snitch, besándola, casi tragándosela, pero el frío metal no cedió…
Estaba casi amaneciendo cuando recordó a Luna, sola en una celda de Azkaban, rodeada de dementores, y de repente se sintió avergonzado de si mismo. Se había olvidado totalmente de ella en su febril contemplación de las Reliquias. Si pudieran rescatarla. Si pudiera rescatarla, pero los dementotes, en esas cantidades, serían virtualmente invencibles. Ahora que lo pensaba no había intentado conjurar un Patronus con la varita de espino… Tendría que intentarlo en la mañana…
Si hubiera una forma de obtener una varita mejor…
Y el deseo por la Varita Antigua, el Palo de la Muerte, invencible, se lo tragó una vez más…
Guardaron la tienda a la mañana siguiente, y se movieron a través de una terrible lluvia. El diluvio los persiguió hasta la costa, donde levantaron la tienda esa noche. Continuaron toda la semana a través de duros terrenos que Harry encontró tristes y deprimentes. Solo podía pensar en las Reliquias de la Muerte. Era como si se hubiera encendido dentro de él una llama que nada, ni la incredulidad de Hermione, ni las dudas persistentes de Ron, podían extinguir: su determinada indiferencia era tan mala como el diluvio que caía empapando sus espíritus. Pero ninguno podía erosionar su certeza, que era absoluta. La creencia de Harry y el deseo por las Reliquias le consumían de tal manera que se sentía aislado de los otros dos y su obsesión con las horcuxes.
-¿Obsesión? -dijo Hermione con un feroz tono bajo, cuando, una tarde, Harry fue lo suficientemente descuidado para usar esta palabra cuando Hermione lo despidió por su falta de interés en localizar más horcruxes-. ¡No somos nosotros los que estamos obsesionados, Harry! ¡Somos los que intentamos hacer lo que Dumbledore quería que hiciéramos!
Pero era impenetrable a la crítica. Dumbledore había dejado el símbolo de las Reliquias para que Hermione lo descifrara. Y también había dejado, Harry estaba convencido, la Piedra de Resurreción dentro de la snitch dorada. Ninguno puede vivir mientras el otro sobreviva… Amo de la muerte… ¿Por qué no lo entendían Ron y Hermione?
-El último enemigo que ha de ser vencido es la muerte -Citó Harry calmadamente.
-Pensaba que era con quien-tu-sabes con quien deberíamos pelearnos.- Replicó Hermione, y Harry se dio por vencido con ella.
Incluso el misterio de la cierva plateada, que los otros dos insistían en discutir, le parecía a Harry menos importante ahora, apenas un entretenimiento secundario. La única otra cosa que le importaba era que su cicatriz empezaba a picarle otra vez, aunque se esforzaba en escondérselo a los otros dos. Buscaba la soledad cada vez que podía, pero se decepcionaba de lo que veía. Las visiones que él y Voldemort compartían habían disminuido en calidad, se habían vuelto borrosas, como si entraran y salieran de foco. Harry apenas podía ver los rasgos indistinguibles de un objeto que parecía ser una clavera y algo que parecía una montaña, más de sombras que sólida. Acostumbrado a imágenes nítidas como la realidad, Harry estaba desconcertado con el cambio. Le preocupaba que el enlace entre él y Voldemort estuviera dañado, un enlace al que tenía tanto miedo e, independientemente de lo que le dijera a Hermione, tanto aprecio. De algún modo Harry conectó estas ideas poco consistentes y vagas con la destrucción de su varita, como si la defectuosa varita de espino fuera la causante de no poder ver en la mente de Voldemort tan bien como antes.
Mientras pasaban las semanas, Harry no pudo dejar de notar, a pesar incluso de su nueva obsesión, que Ron parecía estar más incolucrado. Quizás porque estaba decidido a compensar el haberles dejado, quizás porque la desgana de Harry impulsó sus cualidades de liderazgo aletargadas, Ron era ahora más alentador y les animaba a los otros dos a la acción.
-Han desaparecido Tres Horcruxes -les decía-. ¡Necesitamos un plan de acción, vamos! ¿Dónde no hemos mirado? Repasémoslo otra vez. El orfanato…
El Callejón Diagon, Hogwarts, la casa de Riddle, Borgin y Burkes, Albania… Ron y Hermione repasaron otra vez cada lugar en el que sabían que Tom Riddle había vivido o trabajado, visitado o asesinado alguna vez, mientras Harry sólo participaba para evitar que Hermione le siguiera hostigando. Habría sido feliz sentándose a solas en silencio, tratando de leer el cerebro de Voldemort mientras buscaba la Antigua Varita, pero Ron insistía en viajar a lugares improbables solamente, Harry era consciente, para mantenerles en movimiento.
-Tú no lo sabes -era el estribillo constante de Ron-. Upper Flagley es un pueblo de magos, podría haber vivido allí. Vayamos y echemos un vistazo.
Estas incursiones frecuentes a territorio mágico los expusieron algunas veces a la vista de los Merodeadores.
-Algunos de ellos se creen tan malos como mortífagos –dijo Ron-. La mayoría de los que me cogieron eran un poco patéticos, pero Bill cree que algunos de ellos son muy peligrosos. Lo dijeron en Potterwatch…
-¿En dónde? -preguntó Harry.
"En Potterwatch, ¿no te dije que se llamaba así? El programa que intento captar con la radio, el único que dice la verdad sobre lo que esta ocurriendo! Casi todos los programas siguen la línea de quién-tu-sabes, todos salvo Potterwatch, quiero que lo escuches, pero es difícil de sintonizar… -Ron empleó tarde tras tarde en usar su varita para tocar varios ritmos encima de la radio mientras el dial giraba. Ocasionalmente captaban retazos de consejos sobre cómo tratar dragonpox, y una vez algunas estrofas de "Un caldero lleno del amor caliente y fuerte". Mientras se escuchaba, Ron seguía intentando golpear la contraseña correcta, farfullando retahílas de palabras aleatorias bajo su aliento.
-Normalmente son algo relacionado con la Orden -les dijo-. Bill tenía un verdadero don para adivinarlas. Hay que poner una al final.
Pero hasta marzo, Ron no tuvo suerte. Harry estaba sentado en la entrada de la tienda, haciendo guardia, mirando fijamente un racimo de jacintos de uva que había encontrado un camino para salir a través del frío suelo, cuando Ron gritó con excitación desde el interior de la tienda.
-Lo he conseguido, ¡lo he conseguido! ¡La palabra clave era "Albus"! Ven aquí, Harry.
Despertado por primera vez en muchos días de su meditación en las Reliquias de la Muerte, Harry volvió rápidamente dentro de la tienda para encontrar a Ron y Hermione arrodillados en el suelo al lado de la pequeña radio. Hermione, que había estado sacando brillo a la espada de Gryffindor sólo por hacer algo, estaba sentada boquiabierta, mirando fijamente el diminuto altavoz, del que salía una voz más que familiar.
"… se piden disculpas por nuestra ausencia temporal de las ondas aéreas, debido a varias visitas a domicilio en nuestra zona de esos encantadores mortífagos."
-Pero ése es Lee Jordan! –dijo Hermione.
-¡Lo sé! –dijo Ron sonriendo radiantemente-. Mola, ¿no?
"… hemos conseguido otra ubicación segura", decía Lee, "y estoy encantado de comunicaros que dos de nuestros colaboradores regulares se han reunido conmigo aquí esta noche. Hola, chicos!"
"Hola."
"Hola, River."
-River es Lee, -explicó Ron-. Todos tienen nombres en clavel, pero se puede saber generalmente….
-Shh! -dijo Hermione.
"Pero antes de que oigamos a Royal y Romulus", siguió Lee, "Dedicaremos un momento para informar sobre unas muertes que las noticias de la Wizarding Wireless Network y El Profeta no han considerado lo suficientemente importantes como para mencionarlas. Informamos con gran pesar a nuestros oyentes de los homicidios de Ted Tonks y Dirk Cresswell."
Harry sintió un dolor, bajando por el estómago. Él, Ron, y Hermione se miraron horrorizados.
"También murió un duende conocido como Gornuk. Se cree que Dean Thomas, nacido de Muggles, así como un segundo duende, que estarían viajando con Tonks, Cresswell y Gornuk, podrían haber escapado. Si Dean está escuchando, o si alguien tiene cualquier noticia de su paradero, sus padres y hermanas están desesperados por saber algo.
"Mientras tanto, en Gaddley, una familia Muggle de cinco miembros ha sido encontrada muerta en su casa. Las autoridades Muggles atribuyen sus muertes a una fuga de gas, pero los miembros de la Orden del Fénix me informan que lo hicieron con una maldición mortal… Mas evidencias, si fueran necesarias, del hecho de que la caza de Muggles se está convirtiendo en poco más que un deporte recreativo bajo el nuevo régimen.
"Finalmente, lamentamos informar a nuestros oyentes que los restos de Bathilda Bagshot han sido descubiertos en el valle de Godric. Las pruebas indican que murió hace varios meses. La Orden del Fénix nos informa que su cuerpo indicaba inconfundibles señales de lesiones infligidas por Magos oscuros.
"Oyentes, me gustaría invitaros a que os unais en un minuto de silencio en memoria de Ted Tonks, Dirk Cresswell, Bathilda Bagshot, Gornuk, y los desconocidos, pero no menos lamentados, Muggles asesinados por los Mortífagos."
El silencio cayó, y Harry, Ron, y Hermione no hablaron. La mitad de Harry deseaba seguir escuchando, mientras la otra mitad de él estaba asustada de lo que poder venir después. Era la primera vez que se había sentido completamente conectado con el mundo exterior desde hacía mucho tiempo.
"Gracias", dijo la voz de Lee. "Y ahora podemos regresar con nuestro colaborador habitual Royal, para una actualización de cómo está afectando al mundo Muggle el nuevo orden."
"Gracias, River", dijo una inconfundible voz, honda, mesurado, alentadora.
-Kingsley! -explotó Ron.
-¡Lo sabemos! -dijo Hermione, haciéndolo callar.
"Los Muggles siguen ignorantes del origen de su sufrimiento mientras continúan teniendo gran número de víctimas", dijo Kingsley. "Sin embargo, seguimos escuchando historias realmente inspiradoras de magos y brujas que arriesgan su propia integridad para proteger a Muggle amigos y vecinos, a menudo sin el conocimiento de los Muggles. Me gustaría apelar a todos nuestros oyentes a imitar su ejemplo, quizás creando un encanto protector sobre cualquier casa de Muggles que halla en tu calle. Podrían salvarse muchas vidas simplemente con esta medida."
"¿Y qué dirías, Royal, a los oyentes que responden que en esta época peligrosa, debe seguirse el ‘los Magos primero’?" Preguntó Lee.
"Diría que hay un paso breve de "los Magos Primero" a "los Sangre Pura primero", y luego a Mortífago", respondió Kingsley. "Todos somos humanos, ¿no? Cada vida humana es digna de lo mismo, y digna de salvarse."
"Excelentemente expuesto, Royal, y tienes mi voto para Ministro de Magia si alguna vez nos desacemos de este desorden", dijo Lee. "Y ahora, oigamos a Romulus en nuestro popular sección ‘Amigos de Potter.’" "Gracias, River", dijo otra voz muy familiar. Ron empezó a hablar, pero Hermione se anticipó a él en un susurro.
-¡Sabemos que es Lupin!
-Romulus, ¿sostienes que, como haces cada vez que apareces en nuestro programa, ese Harry Potter todavía está vivo?"
-Lo hago – dijo Lupin firmemente-. En mi opinión, no hay absolutamente ninguna duda de que los mortífagos habrían anunciado su muerte tan extensamente como hubieran podido, si ésta hubiera ocurrido, porque daría un golpe mortal en la moral de aquellos que resisten el nuevo régimen. ‘El niño que vivió’ sigue siendo un símbolo de todo aquello por lo que estamos peleando: el triunfo del bien, el poder de la inocencia, la necesidad de resistir."
Una mezcla de gratitud y vergüenza brotó en Harry. ¿Lupin lo había perdonado, entonces, por las cosas terribles que le había dicho la última vez que se habían visto?
"¿Y qué le dirías a Harry si supieras que nos está escuchando, Romulus?"
"Le diría que estamos todos con él en espítritu", dijo Lupin, luego vaciló ligeramente, "Y le diría que siga sus instintos, que casi siempre son correctos."
Harry miró Hermione, cuyos ojos estaban llenos de las lágrimas.
"Casi siempre correctos", repitió.
-Oh, ¿no te lo dije? –dijo Ron con sorpresa-. ¡Bill me dijo que Lupin está viviendo con Tonks otra vez! Y por lo visto ella se está poniendo enorme …
"… ¿y nuestro habitual repaso a los amigos de Harry Potter que están sufriendo por su lealtad?" dijo Lee.
"Bueno, como los oyentes habituales sabrán, varios conocidos seguidores de Harry Potter están ahora prisioneros, incluyendo a Xenophilius Lovegood, ahora ex-editor de El Quisquilloso" -dijo Lupin.
-¡Al menos todavía está vivo! -farfulló Ron.
-También hemos oído en las últimas horas que Rubeus Hagrid -Los tres jadearon, y casi se perdieron el resto de la frase-... bien conocido guardabosques de la Escuela Hogwarts, ha escapado por poco al arrestro dentro de los terrenos de Hogwarts, donde se rumorea que ha estado celebrando reunidones de "Apoya a Harry Potter" en su casa. Sin embargo, sin embargo no ha sido detenido, y está, creemos, fugado.
-Supongo que ayuda, cuando estas escapando de los mortifagos, tener un medio hermano de 10 metros de altura, ¿no? -preguntó Lee.
-Te da cierta ventaja -estuvo de acuerdo Lupin gravemente-. Puedo añadir que aunque desde aqui aplaudo el espíritu de Apoyo a Potter de Hagrid, urgimos incluso a los más devotos partidarios de Harry a no seguir su ejemplo. Las reuniones de "Apoyo a Harry Potter" son desaconsejables con el presente clima.
-Efectivamente lo son, Romulus -dijo Lee-, ¡así que sugerimos que continuéis mostrando vuestra devoción al hombre de la cicatriz en forma de relámpago escuchando Potterwarth! Y ahora cambiemos a las noticias sobre el mago que ha probado ser tan escurridizo como Harry Potter. Nos gusta referirnos a él como el Jefe de los Mortífagos, y aquí estamos para que den sus opiniones sobre algunos de los rumores malsanos que circulan sobre él. Me gustaría presentar a un nuevo corresponsal, ¿Roedor?
-¿Roedor? -digo otra voz familiar, y Harry, Ron, y Hermione gritaron juntos.
-¡Fred!
-No... ¿es George?
-Es Fred, creo -dijo Ron, inclinándose más cerca, mientras fuera quien fuera el gemelo decía,
-No voy a ser "Roedor", de ninguna manera, ¡Te dije que quería ser "Estoque"!
-Oh, vale entonces, Estoque, ¿podrías ponernos al corriente sobre las variadas historias que hemos estado oyendo sobre el Jefe de los Mortifagos?
-Si, Rio, puedo -dijo Fred-. Como nuestros oyentes sabrán, a menos que se hayan estado refugiando en el fondo de la charca de un jardín o en algún sitio similar, la estrategia de Quien-no-debe-ser-nombrado de permanecer en la sombra a creado un agradable clima de pánico. Si todas los presuntos avistamientos fueran genuinos, tendríamos al menos diecinueve Quien-vosotros-Sabéis sueltos por ahí.
"Es lo que le conviene, por supuesto", dijo Kingsley. "El aire de misterio está creando más terror que si se mostrara abiertamente."
"Estoy de acuerdo", dijo Fred. "Así que, gente, intentemos calmarnos un poco. Las cosas son suficientemente malas sin tener que inventar cosas también. Por ejemplo, esta nueva idea de que Tú-Sabes-Quién puede matar a la gente con la sola mirada de sus ojos. Eso es un basilisco, oyentes. Una prueba simple: verifica que la cosa que tienes ante ti tiene piernas. Si las tiene, es seguro mirarle a los ojos, aunque si es de verdad Tú-Sabes-Quién, seguramente será lo último que hagas."
Por primera vez en muchas semanas, Harry se estaba riendo: podía sentir como le abandonaba el peso de la tensión.
"¿Y los rumores de que se le ha visto en el extranjero?" preguntó Lee.
"¿Bueno, a quién no le gustaría tener unas pequeñas vacaciones después de lo duro que ha estado trabajando?" preguntó Fred. "Apuntaros esto, gente, no os dejéis llevar por una falsa sensación de seguridad, pensando que está fuera del país. Tal vez lo esté, tal vez no, pero el hecho es que puede moverse más rápido de lo que Severus Snape huye del champú cuando quiere hacerlo, así que no cuentes con que él esté muy lejos si estás planeando correr algún riesgo. ¡No creía que me escucharía nunca decir esto, pero la seguridad primero!"
"Muchas gracias por estas sabias palabras, Estoque", Lee dijo. "Oyentes, con esto llegamos al final de otro Potterwatch. No sabemos cuándo será posible transmitir otra vez, pero puedes estar seguro de que volveremos. Sigue girando el dial: la próxima contraseña será "Ojo-Loco". Cuidaros. Mantened la fe. Buenas noches."
El dial de la radio giró y las luces del panel de sintonización se extinguieron. Harry, Ron, y Hermione todavía estaban sonriendo radiantemente. Escuchar esas voces familiares y amigables era un tónico raro; Harry se había acostumbrado tanto a su aislamiento que casi había olvidado que había otras personas resistiendo a Voldemort. Era como despertar de un sueño largo.
-¿Bueno, ¿eh? –dijo Ron con felicidad.
-Brillante -dijo Harry.
-Es tan valiente por su parte –dijo Hermione con admiración-. Si les encuentran…
-Bueno, se mantienen en movimiento, ¿no? –dijo Ron-. De la misma manera que nosotros.
-¿Pero escuchaste lo que dijo Fred? -preguntó Harry con excitación; ahora que la transmisión se había terminado, sus pensamientos volvieron hacia su absorbente obsesión-. ¡Está en el extranjero! Todavía está buscando la varita, ¡lo sabía!
-Harry…
-Vamos, Hermione, ¿por qué estás tan decidida a no admitirlo? Vol…"
-Harry, ¡no!
-…demort está detrás de la Antigua Varita!
-¡El nombre es tabú! –bramó Ron, saltando sobre sus pies cuando un fuerte chasquido sonó fuera de la tienda-. Te lo dije, Harry, te lo dije, no podemos decirlo más… tenemos que volver a poner la protección alrededor nuestro… rápido… es cómo localizan… -pero Ron dejó de hablar, y Harry supo por qué. El Chivatoscopio se había iluminado y empezado a girar sobre la mesa; podían escuchar voces acercarse más y más: voces excitadas. Ron se sacó el Desiluminador del bolsillo y lo accionó: las lámparas se apagaron.
-¡Sal de ahí con las manos arriba! –dijo una voz ronca a través de la oscuridad-. ¡Sabemos que estás ahí! ¡Tienes media docena de varitas apuntándote y no nos importa a quién le echamos una maldición!
 
Ir arriba